miércoles, 18 de noviembre de 2015

MI AMIGO MICHAEL: CAPÍTULO Nº 3 (Continuación)

Por: ♥Anaitat♥

Como cada semana les dejo un nuevo capítulo del Libro Mi Amigo Michael, y proseguimos con el Capítulo Nº 3: Adiós a la Normalidad:

Visto en retrospectiva, parece evidente que Michael era una figura paterna para Jordy, que su madre estaba muy apegada a Michael y que era muy probable que eso creara problemas en la dinámica familiar. Pero en aquel entonces yo no tenía esta perspectiva amplia. Lo único que sabía era que a Michael lo habían acusado en falso y me daba igual si aquello era obra de Jordy o de su padre.
Mi padre se enteró de la acusación por las noticias. En los días que siguieron, mis padres se pusieron en contacto con Michael, que seguía de gira para promocionar su álbum Dangerous. Le dijeron que podía contar con su apoyo si los necesitaba. Las giras siempre eran experiencias de enorme aislamiento para Michael y una hora después nos envió un fax. En aquella época las máquinas de fax eran lo máximo (una forma primitiva de los mensajes de texto actuales) y mi familia comenzó a intercambiar mensajes por fax con Michael dos veces por día, le enviábamos dibujitos y textos breves.
(…)
Después recibimos una llamada de Bill Bray. Les dijo a mis padres que Michael deseaba invitar a toda la familia a Tel Aiv, que era el próximo destino de su gira.
Mi madre estaba ocupada con mi hermano Dominic, de 6 años, mi hermana Marie Nicole, de 3 y con el bebé Aldo de modo que le resultaba imposible ir a Israel.
Si nos íbamos en aquel momento, Eddie y yo perderíamos clases, lo que le preocupaba a mis padres. Pero ante todo, lo que importaba de verdad era que un amigo nuestro nos necesitaba. No se trataba de una noticia local. Era universal. Y dado el alcance de la fama de Michael el daño que podía causarle la falsa acusación aumentaría de manera exponencial. Mis padres vieron que las consecuencias del escándalo podían ser devastadoras para la carrera de Michael y para toda su vida, y sabía que vernos a Eddie y a mí le levantaría el ánimo.
De modo que al día siguiente de la llamada de Bill Bray, mi padre, mi hermano y yo tomamos un avión a Israel. Viajamos en primera clase.
Nuestra llegada a Tel Aviv estuvo muy coordinada. Un coche nos recogió del aeropuerto y nos llevó a la ciudad…nos bajamos del coche y nos abrimos paso entre la multitud de admiradores de Michael hasta llegar a su propio coche.
Cuando subí, le di un fuerte abrazo a mi amigo y le consolé:
- No te preocupes, hemos venido para apoyarte. Vamos a superar todo esto juntos.
Michael sonrió y se limitó a decir:
- Gracias.
Pero mi padre me contó que Michael le expresó su gratitud por nuestra visita. Le dijo que nunca olvidaría aquel gesto de apoyo y que su amistad con nuestra familia era para toda la vida.


Como Michael tenía el día libre, hicimos un recorrido turístico por la ciudad con un guía que resultó ser el jefe de seguridad de Elizabeth Taylor.
A pesar de que el día estaba perfectamente programado, sufrimos un par de percances. Por ejemplo, cuando nuestro guía nos llevó al Muro de las Lamentaciones una avalancha de personas comenzó a seguir nuestro coche. Apretaban la cara contra las ventanillas tratando de ver a través de los vidrios polarizados, algunos agitaban regalos que le habían llevado a su ídolo. Causamos una gran conmoción. Una avalancha de trescientas personas, por desgracia Michael no sabía que aquella era una hora sagrada de oración y provocamos una interrupción mayúscula, por no decir otra cosa. Pero al día siguiente la prensa lo culpó por su falta de consideración.
De regreso al Hotel Eddie y yo nos quedamos con Michael en su habitación, distrayéndole, apoyándolo y viendo películas antiguas en disco láser. Mi padre iba y venía…Mientras veíamos la película Operación Dragón de Bruce Lee, Michael se puso de pie a imitar los movimientos de Kárate de Lee.
Nos habló de todos y cada uno de los detalles de la película, comentaba los aspectos técnicos y de tomas específicos y nos explicaba qué era exactamente lo que admiraba de Bruce Lee. Con los años vi a Michael muchas veces estudiar a las grandes estrellas del espectáculo, desde Bruce Lee, Charlot hasta James Brown, Frank Sinatra, Jackie Wilson, los tres chiflados y Sammy Davis Jr. Tal como hacía en aquel momento con Bruce Lee, Michael tenía un don especial para incorporar las artimañas de sus ídolos a sus coreografías. El sombrero y el guante, la forma de andar, todo eso lo había tomado de Charlot. Uno de los movimientos cuando hacía Billie Jean, deslizando el cuello hacia delante y hacia los lados para luego agacharse y dar unos pasos extraños, lo copió del Tyaranosaurus Rex de Parque Jurásico.
Cuando terminó la película Michael nos dijo:
- Bruce Lee era un maestro.
Nunca habrá otro igual, hagan lo que hagan tienen que dominar su oficio, ser los mejores.
Aún en momentos tan difíciles, Michael me abría la mente sin que yo fuera plenamente consciente. Me enseñaba a ver las cosas de una manera más compleja de lo que yo estaba acostumbrado a hacer.
Continuará…
Primeras partes: (1) (2) (3) (4) (5) (6) (7) (8) (9)

1 comentarios:

sirena40 dijo...

le apoyaban porque sabian que era inocene. la prensa no les escucha

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