HAY DOS TIPOS DE MÚSICA: UNA VIENE DE LAS CUERDAS DE UNA GUITARRA Y LA OTRA DE LAS CUERDAS DEL CORAZÓN

Por: ♥Anaitat♥Twittear

Hace 14 años Michael asistía a un evento en el Carnegie Hall de Nueva York para dar a conocer una iniciativa de la fundación Heal the World llamada Heal the Kids. El evento, organizado por Michael y el rabino Shmuley Boteach, promueve el amor, la familia y el objetivo de educar a los adultos para que eduquen de manera responsable a sus hijos.

Antes del evento, Michael invitó a sus fans a través de una carta, a participar en la velada inaugural. La carta decía:

“¡Saludos y que Dios los bendiga a todos!

Quería darles a conocer el primer evento público que se está organizando para “Heal The Kids", el nuevo proyecto de mi Fundación Heal The World. Muchos de ustedes ya la conocen "Heal The Kids" y lo que estamos haciendo es ayudar a detener el ciclo de abandono que afecta a muchos de los niños de hoy. Sería un honor que se unan a nosotros el 14 de febrero. Este es un evento serio pero entretenido, y he pedido a algunos de los mejores expertos en el amor y la educación de los niños que vengan a hablaros. Creo que todos podremos beneficiarnos de lo que tienen que decir. Los beneficios del evento irán a "Heal The Kids" y sería muy importante para mí saber que todos aquellos que me habéis escrito tan amablemente contándome sobre vuestro entusiasmo por esta nueva institución benéfica podáis estar allí para ser parte de nuestra especial noche inaugural.

Los quiero a todos.

Paz,

Michael "

Su discurso en el Carnegie Hall estuvo lleno de emoción, amor y mucho interés por parte del público y los fans asistentes. Estas fueron sus palabras:

“Me gustaría darles la bienvenida al Carnegie Hall, la sala del conciertos más famosa del mundo para escuchar un tipo de música completamente diferente. Una melodía más majestuosa. Es una canción más eterna.

Hay dos tipos de música. Uno viene de las cuerdas de una guitarra, y el otro de las cuerdas del corazón. Un sonido proviene de una orquesta de cámara, y el otro por los latidos de la cámara del corazón. Uno viene de un instrumento de grafito y madera, el otro de un órgano de carne y hueso.

Esta música más sublime de la que hablo esta noche es más agradable que las notas de los compositores más dotados, más emocionante que una banda de música, más armoniosa que un millar de voces unidas en un canto y más poderosa que todos los instrumentos de percusión del mundo combinados. Es el sonido dulce del amor.

Hace apenas una generación, era este el sonido que se podía escuchar en cada esquina de cada ciudad. Era el sonido del amor que hacía eco en el salón cuando un padre se reía con su hijo o una madre hacía cosquillas a su niño pequeño. Era el sonido del amor que hacía eco desde los clásicos de literatura infantil cuando los padres les leían cuentos a sus hijos antes de irse a la cama. Y era el sonido del amor que resonaba en las conversaciones de la cena entre padres e hijos, no solo una vez al año, sino que debería descubrirse cada día por la paz y la prosperidad.

Lamentablemente, ese sonido se ha convertido en una melodía perdida, un estribillo olvidado, una canción vacía y todo lo que tenemos en su lugar hoy es un ruido terrible y oscuro. En lugar de las conversaciones de la cena, se oye el ruido de los videojuegos. En lugar de tareas del hogar, se encuentra el fragor de las noticias. Y en lugar de las conversaciones habituales  entre padres e hijos acerca de las redes de la violencia, está el sonido... el sonido ensordecedor del silencio.

Quién de nosotros hubiera creído que el sonido de los niños en sus patios de juego sería sustituido por el sonido de disparos de ametralladoras automáticas en nuestras escuelas. Que el sonido de las niñas saltando la cuerda sería eclipsado por los gritos desesperados de los niños esquivando balas. Sin embargo, en lugar de amar a nuestros hijos más, hemos instalado detectores de metales en las escuelas.

¿Estamos ciegos ante el hecho de que nuestros niños se enfurecen contra la indiferencia, gritan contra el abandono o vociferan contra la desatención?

"Heal The Kids" se trata de hacer algo, de marcar una diferencia y tratar de ayudar a que los adultos y los padres se den cuenta de que está a nuestro alcance cambiar el mundo en el que nuestros hijos viven.

Como un hombre sabio dijo una vez: "Si no somos nosotros, ¿quién?; si no es ahora, ¿cuándo?"

Amigos, con dos hijos a mi cargo, sé lo que significa tener que equilibrar la necesidad de la familia y la carrera -no hablemos de encontrar una cita para mí, aunque...  aunque el rabino Shmuley me dice que me va a encontrar la mujer perfecta, mi respuesta es: mientras que no sea periodista.

Pero aprender de cómo equilibrar esta balanza tan necesaria es de lo que tratamos esta noche.

Dentro de tres semanas, pronunciaré un discurso en la Universidad de Oxford con fuertes implicaciones para abordar la relación entre padres e hijos y será un discurso que de seguro los sorprenderá. Hasta entonces, quiero agradecerles a todos por venir, por mostrar vuestro amor. Y quiero dar un par de agradecimientos especiales: estoy muy contento de tener con nosotros a 100 profesores de la ciudad de Nueva York. Quiero agradecer a Steven Shaunfeld, es maravilloso. Todo lo que hace por "Heal the Kids" es simplemente increíble.

Juntos podemos hacer un cambio para mejor, juntos podemos curar al mundo y hacerlo un lugar mejor. Dios os bendiga a todos, os quiero a todos"