Por: ♥Anaitat♥Twittear
Ebony: ¿Tienes algún sentimiento especial
por tu regreso al continente africano?
Michael: Para mí, es como “el origen de la
civilización”. Es el primer lugar en que existió la sociedad. Se percibe mucho
amor. Supongo que hay una conexión porque aquí está la raíz de todos los
ritmos. De todo. Es mi hogar.
Ebony: Visitaste África en 1974. ¿Puedes
comparar las dos visitas?
Michael: Soy más consciente de todo ahora. De la
gente, de sus vidas y de su forma de gobierno. Pero lo que más me interesa es
su ritmo, su música y la gente. Es a lo que presto más atención. El ritmo es
increíble. Se puede ver especialmente en la forma en que se mueven los niños.
Incluso los más pequeños, cuando escuchan los tambores, empiezan a moverse. El
ritmo, el modo en que les influye y les hace moverse; del mismo modo que a los
negros en América.
Ebony: ¿Qué se siente siendo un verdadero rey?
Michael: Nunca pienso en ello en realidad,
porque no quiero que se me suba a la cabeza. Pero es un gran honor.
Ebony: Hablando de música y ritmo, ¿cómo
creaste las canciones góspel en tu último álbum (Dangerous)?
Michael: Escribí “Will You Be There” en mi
casa, Neverland, en California. No pensé conscientemente en ello. Por esa razón
me resulta difícil adjudicarme el crédito de los temas que escribo, porque
siento que me llegan de arriba. Me siento afortunado por ser un instrumento a
través del cual fluye la música. Sólo soy la fuente a través de la que llega.
No me puedo conceder el crédito porque es obra de Dios. Él sólo me utiliza como
su mensajero.
Ebony: ¿Cuál fue la idea para el álbum
Dangerous?
Michael: Quise hacer un álbum que fuera como
la Suite del Cascanueces, de Tchaikovsky. Para que la gente todavía lo siga
escuchando dentro de mil años. Algo que viva para siempre. Me gustaría ver que
niños, adolescentes y adultos de todas las razas alrededor del mundo, dentro de
cientos de años, todavía escuchan y analizan las canciones del álbum. Quiero
que sobreviva.
Ebony: He comprobado que en este viaje has
hecho especial hincapié en visitar a los niños.
Michael: Me gustan los niños, como puedes ver. Y los bebés.
Michael: Me gustan los niños, como puedes ver. Y los bebés.
Ebony: Y los animales.
Michael: En cierto modo, los niños y los animales
me ofrecen inspiración. Tienen una fuerza que después, cuando llegan a adultos,
pierden por las circunstancias que nos rodean en la vida. Un gran poeta dijo
una vez: “Cuando veo a los niños, me doy cuenta de que Dios no ha abandonado a
la humanidad”. Un poeta hindú dijo eso, se llamaba Tagore. La inocencia de los
niños representa para mí una fuente de creatividad infinita. Es el potencial de
todo ser humano. Pero cuando llegas a adulto te sientes condicionado por las
cosas que te rodean, y la pierdes. El amor; los niños son cariñosos, no
cotillean, no se quejan, son sinceros. Son abiertos, no tienen prejuicios. No
ven las cosas sólo de un modo o un solo color. Son muy inocentes. Ese es el problema
de los adultos, que pierden la cualidad de la inocencia. Y ese es el nivel de
inspiración tan necesario e importante para crear y escribir canciones, igual
que para un escultor, un poeta o un escritor. Es la misma clase de inocencia;
creamos a través del mismo nivel de consciencia. Y los niños la tienen. La
siento al instante de los niños, los animales y la naturaleza. Y, por supuesto,
cuando estoy en el escenario. No podría actuar si no tengo ese intercambio con
el público, esa interacción de causa y efecto. Porque juego con ellos. Ellos me
alimentan y yo actúo gracias a su energía.
Ebony: ¿Hacia dónde se dirige todo esto?
Michael: Yo pienso que Dios elige a la gente
para hacer ciertas cosas, del modo que han sido elegidos Miguel Ángel, Leonardo
da Vinci, Mozart, Muhammad Alí o Martin Luther King. Y su misión es hacer lo
que hacen. Y creo que yo no he averiguado todavía mi verdadero propósito en la
vida. Estoy comprometido con mi trabajo.
Creo
que cualquier forma de arte tiene la finalidad definitiva de unir lo material
con lo espiritual, lo humano con lo divino. Pienso que esa es la verdadera
razón de la existencia del arte y de lo que yo hago. M siento afortunado por
ser un instrumento a través del cual fluye la música. En el fondo siento que este
mundo en que vivimos es, en realidad, una enorme, inmensa y monumental orquesta
sinfónica.
Creo
que, en su forma original, toda la creación es sonido, y no un sonido fortuito,
sino música. ¿Has escuchado la expresión “música de las esferas”?, pues se trata
de una frase muy literal. En el Evangelio se puede leer: “El Señor hizo al
hombre a partir del polvo de la tierra y le insufló aliento de vida por sus
fosas nasales, y el hombre se convirtió en un ser vivo”.
Ese
aliento de vida para mí es la música que impregna cada fibra de la creación. En
uno de los temas del álbum Dangerous digo: “Canciones de otros tiempos,
latiendo en mi sangre, han bailado al ritmo de las mareas”.
Esta
es una afirmación literal, porque los mismos ciclos y ritmos biológicos que resuenan
en mi ADN, controlan también el movimiento de las estrellas.
Esa misma música gobierna el ritmo de las estaciones, los latidos de nuestro corazón, la migración de las aves, los ciclos de las mareas y los ciclos de crecimiento, evolución y disolución. Es música, es ritmo. Y mi objetivo en la vida es ofrecer al mundo lo que he sido afortunado en recibir: el éxtasis de la unión divina a través de mi música y mi baile. Es mi propósito, para lo que estoy aquí.
Esa misma música gobierna el ritmo de las estaciones, los latidos de nuestro corazón, la migración de las aves, los ciclos de las mareas y los ciclos de crecimiento, evolución y disolución. Es música, es ritmo. Y mi objetivo en la vida es ofrecer al mundo lo que he sido afortunado en recibir: el éxtasis de la unión divina a través de mi música y mi baile. Es mi propósito, para lo que estoy aquí.
Ebony: ¿Qué me dices de la política?
Michael: Nunca entro en política. Pero creo
que la música calma a las fieras. Si pones una célula bajo el microscopio y le
pones música, verás como empieza a moverse y a bailar. Afecta al alma… Yo
escucho la música en todo.
¿Sabes?
En ocho años nunca he hablado tanto como ahora. Ya sabes que no doy
entrevistas. Esta la hago porque te conozco y confío en ti. Eres la única
persona en quien confío para hacer una entrevista.
Robert
E.. Johnson. Ebony, mayo 1992