Por: ♥Anaitat♥Twittear
Michael Jackson era en el fondo un niño y se detuvo en el Club Mickey Mouse, en los estudios Disney-MGM de Florida, en 1990 durante una filmación. Los ex ‘Mousequeteros’ Damon Pampolina, Albert Campos y Chasen Hampton recuerdan con cariño la visita del Rey del Pop.
“Michael llegó al plató del Club Mickey Mouse cuando pasaba por Disney”, recuerda Damon. “Le llevaron para saludarnos y nos dio a todos una foto personalizada y autografiada”. Fue un sueño hecho realidad. Damon, nativo de Houston, Texas, prometió a sus compañeros que conocería al del Guante después de interpretar Billie Jean para un concurso de talentos en segundo grado, y su deseo le fue concedido cuando cumplió 12 años.
Según Damon, la seguridad era hermética. “Todo estaba muy controlado. Levantaron una barrera –un muro- alrededor de nuestro plató por el que no había modo de que nadie entrara”.
¿Cómo era Michael realmente?
“Fue una de esas cosas extrañas que pasan, no pensabas que existiera debido a que se trataba de un artista tan increíble”, dice Damon. “No pensabas que era humano y verle fue como: ‘Oh, Dios, existe’ (risas). Es surrealista. Siendo un niño, piensas: ‘quizás no es de verdad’. Piensas en él como en un superhéroe. Su piel era perfecta. Se veía exactamente como lo veías en los posters. El sombrero, el pelo, todo. Alucinante”.
Aunque todo el elenco de actores no se hizo una foto con él, sí consiguieron autógrafos. Damon dice que las fotos no fueron firmadas delante de ellos. Le llevaron a otra parte, las firmó y después las repartieron a todo el mundo. Tengo un autógrafo enmarcado. Era igual para todo el mundo.
Dice: “Para los Mosqueteros, mi club favorito en todo el mundo, todos ustedes realmente me inspiran. Me encanta vuestro maravilloso show. Todo mi amor. Les quiero. Michael Jackson”.
Damon cuenta de su encuentro: “Nos dimos la mano, eso fue todo. Él dijo: “Ha sido genial conocerles a todos”. Fue bastante deslumbrante ese momento. Desde luego, no dije ni una palabra”.
Para Albert, que se crió en la ciudad de Michael, Gary, en Indiana, la interacción fue más personal. Tuvo unos diez minutos cara a cara con él en el backstage. “Eso fue de lo primero que hablamos”, “Hey, yo soy también de Gary”, dijo Albert. Fue increíble porque me influyó a mí y a todo el mundo, sobre todo siendo de donde soy y que mi familia le viera siendo niño cuando iba a la escuela con sus hermanos y hermanas. Fue increíble y él fue genial, diciendo cosas como: “Me gustó el show, lo suelo ver y es genial estar aquí”. Porque quería venir a vernos filmarlo. Dijo que le encantaba el show y lo que hacíamos en él. Las canciones, el baile, la actuación. Dijo: “Chicos, sois un peligro triple”. Fue una locura. Así fue la conversación; “soy tu amiguete”, cosas de ese estilo”.
Albert continúa: “Tenía algo que era absolutamente fascinante, incluso allí parado: el sonido de su voz. Todo en él era una locura. Fue algo grande conocerle y mirarle a la cara. No voy a mentirte; fue un poco extraño. Era fácil perderse en sus ojos y soñar con cachorrillos y arcoíris”. Se ríe.
Disney y Michael iban bastante a la par. La atracción del Rey del Pop, Capitán Eo, era parte de EPCOT en Disneyland y Disneyland Tokio. “Todos sabemos que era fan de Disney y de Peter Pan”, dice Albert, “por eso creo que Michael Eisner o Jeffrey Katzenberg estaban con él en ese momento. Eran los que le llevaron. Y Disney-MGM Studios eran nuevos, por eso el Club de Mickey Mouse era una atracción que él quería ver, ya que el show se estaba filmando allí”.
“Me estrechó la mano suavemente”, dice Albert. “Eso no me gustaba. ¿Sabes cuando la gente te da la mano con suavidad? Así lo hizo él. Pero, por otra parte, yo estaba asombrado. Pero él fue genial porque se comportó de un modo sencillo. Su conversación era genuinamente alegre. Era genuino cuando decía: ‘Me gusta lo que hacéis’. Fue alegre. Y no fue una cosa espeluznante. Tenía un aura como si una aspiradora te succionara y tu vas y dices: ‘ ehh ¡Espera un momento!’”
Chasen admite que fue un día que nunca olvidará. “Era extraordinario. Creía en la magia de Disney. Le gustó nuestro show y dijo que solía verlo cada día que podía. Eso solo ya me entusiasmó. Nos decía que era nuestro fan. Qué poder en el escenario y que bella persona fuera de él. Nunca tenía miedo de decir lo que la mayoría de nosotros no nos atrevemos”.
Lo que nadie puede negar a Michael es el Factor X. “Fue besado literalmente por Dios para tener ese talento”, dice Albert.
Damon vio a Michael actuar en el Victory Tour, en 1984, y en el Bad Tour de 1987-89. “No hay absolutamente ningún otro artista en la Tierra con tal magnetismo, energía y habilidad para bailar”, dice. “Su talento para el escenario; si no le has visto, no creo que pueda existir de nuevo. Y no estoy negando nada a otros artistas; soy un enorme fan de Prince, de Beyonce, pero el talento y el magnetismo que él tiene en el escenario, no habrá más. No lo habrá en nuestro tiempo y no creo que lo haya de nuevo. Nunca habrá otro Elvis. Nunca habrá otro Michael”.
Chasen trabaja ahora como director musical para Rock Nation, una escuela de música para todas las edades, y enseña a muchos jóvenes aspirantes a músicos. “Su foto autografiada que me dio está colgada allí”, dice. “Es una inspiración para todos los niños que vienen a la escuela. Estoy seguro de que le haría feliz”. Chasen añade: “Michael, gracias por mi carrera musical y por elevar las barreras en la música y en la actuación. Gracias por inspirarnos no solo en la música sino también en amabilidad y en generosidad”.
Albert dice: “Tenía ese don que la mayoría de la gente no tiene. Era una persona muy especial en ese sentido. Y ayudó al mundo. Por eso todo el mundo está tan afectado por su muerte. Era muy especial”.
Descansa en paz, Michael. Siempre serás amado.