06 de marzo 2001:
Tal y como anunció el 14 de febrero en la presentación en Nueva York de la iniciativa Heal the world, Michael acude a la universidad de Oxford con un pie escayolado, para pronunciar uno de sus más famosos discursos. Rodeado de alumnos, profesores y otros asistentes, trató asuntos como la falta y pérdida de la infancia, haciendo referencia a la suya propia, y realizó una proposición para los derechos universales de los niños, basados en siete principios que consideraba necesarios para que los pequeños tuvieran una infancia feliz y tuvieran un futuro mejor, reestablenciendo el vínculo padres-hijos, habitualmente roto en estos tiempos modernos.
Este fue su discurso:
“Gracias, gracias queridos amigos, desde el fondo de mi corazón, por una bienvenida tan cariñosa y alegre, y gracias, señor Presidente, por su amable invitación la cual me siento honrado de aceptar. También quiero expresar un agradecimiento especial a ti, Shmuley, que durante 11 años has servido como Rabino aquí en Oxford. Hemos estado trabajando muy duro para formar Heal the Kids, así como para escribir nuestro libro sobre cualidades infantiles, y en todos nuestros esfuerzos has sido un amigo comprensivo y cariñoso. Gracias.
Y también me gustaría agradecer a Toba Friedman, nuestra directora de operaciones de Heal the Kids, que regresa esta noche al alma mater donde estudió como Marshall Scholar (nota: Marshall Scholar es un prestigioso premio que permite al alumnos estudiar durante dos años en la universidad que él mismo elija en Reino Unido), así como Marilyn Piels, otro miembro fundamental de nuestro equipo de Heal the Kids. Me siento muy honrado de dar una conferencia en un lugar que previamente ha sido ocupado por figuras tan notables como la Madre Teresa, Albert Einstein, Ronald Reagan, Robert Kennedy y Malcolm X. Incluso he oído que la rana Gustavo hizo una presentación aquí, y yo siempre he sentido una afinidad con el mensaje de Gustavo de que no es fácil ser verde. Estoy seguro de que no le fue más fácil que a mí estar aquí arriba. Mientras observo Oxford, no puedo dejar de ser consciente de la majestuosidad y esplendor de esta gran institución, por no hablar de la brillantez de las grandes y talentosas mentes que han deambulado por estas calles durante siglos. Los muros de Oxford no solo han albergado a los más grandes genios filosóficos y científicos - también han pasado algunos de los creadores más queridos de la literatura infantil, desde JRR Tolkien a CS Lewis. Alicia en el País de las Maravillas de Lewis Carroll está inmortalizado en las vidrieras de la Iglesia de Cristo. E incluso uno de mis propios conciudadanos, el querido Dr. Seuss, honró estos pasillos y más tarde dejó su huella en la imaginación de millones de niños en todo el mundo.
Supongo que debería comenzar por enumerar mis capacidades para hablar ante ustedes esta noche. Amigos, yo no pretendo tener la experiencia académica de otros oradores que han abordado esta sala, al igual que ellos no podrían pretender ser expertos en el 'moonwalk' - y ya saben, Einstein en particular era realmente terrible haciéndolo. Pero sí puedo afirmar tener experiencia en más lugares y culturas que la mayoría de la gente verá alguna vez. El conocimiento humano no solo se compone de bibliotecas de pergaminos y tinta – sino también se compone de los volúmenes del conocimiento que están escritos en el corazón humano, cincelados en el alma humana, y grabados en la psique humana. Y amigos, he encontrado tanto en este relativo corto tiempo de mi vida, que aún no puedo creer que solo tenga 42 años. A menudo le digo a Shmuley que en años del alma estoy seguro de que al menos tengo 80 - y esta noche incluso camino como si tuviera 80.
Por eso, por favor, presten atención a mi mensaje, porque lo que tengo que decirles esta noche puede traer la sanación de la humanidad y de nuestro planeta. Por la gracia de Dios, he tenido la suerte de haber logrado muchas de mis aspiraciones artísticas y profesionales, desarrolladas en una etapa temprana de mi vida. Pero estos, amigos, son logros y los logros por sí solos no son sinónimo de quién soy. De hecho, el alegre niño de cinco años que cantaba Rockin 'Robin y Ben a las multitudes que le adoraban no revelaba al niño detrás de la sonrisa. Esta noche, me presento ante ustedes menos como un icono del pop (signifique lo que signifique, de todos modos), y más como un icono de una generación, una generación que ya no sabe lo que significa ser niños. Todos somos productos de nuestra infancia. Pero yo soy el producto de la falta de una infancia, una ausencia de esa edad preciosa y maravillosa en la que jugamos alegremente sin otra preocupación en el mundo, disfrutando de la adoración de los padres y familiares, donde nuestra mayor preocupación es estudiar para el examen de ortografía del lunes por la mañana. Aquellos de ustedes que estén familiarizados con los Jackson Five saben que comencé a actuar a la tierna edad de cinco años y que desde entonces, no he dejado de bailar o cantar. Pero mientras que actuar o hacer música siguen siendo sin duda algunas de mis mayores alegrías, cuando era joven quería ser un niño normal más que cualquier otra cosa. Quería construir casas en los árboles, tener peleas de globos de agua, y jugar al escondite con mis amigos.
Pero el destino me preparaba algo distinto y todo lo que pude hacer fue envidiar la risa y el juego que parecía ocurrir a mi alrededor. No había descanso en mi vida profesional porque los domingos iba a hacer proselitismo, el término utilizado para la obra misionera que hacen los testigos de Jehová. Y era entonces cuando podía ver la magia de la niñez de otras personas. Como ya era famoso, tenía que ponerme un disfraz de traje de gordo, peluca, barba y gafas y pasábamos el día en los suburbios de California del Sur, yendo de puerta en puerta o haciendo rondas en los centros comerciales, distribuyendo nuestra revista La Atalaya. Me encantaba poner un pie en todas esas casas normales de las afueras y atisbar las chimeneas, los sillones con niños jugando al Monopoly, las abuelas haciendo de niñeras y todas esas maravillosas escenas de la habitual vida cotidiana. Muchos, lo sé, dirían que estas cosas no parecen nada del otro mundo. Pero para mí eran fascinantes. Solía pensar que era el único sintiendo que no tenía infancia. De hecho, creía que solo había unos pocos con quienes podía compartir esos sentimientos.
Cuando recientemente conocí a Shirley Temple Black, la gran estrella infantil de los años 30 y 40, no nos dijimos nada el uno al otro en un primer momento. Simplemente lloramos juntos, porque ella podía compartir un dolor conmigo que solo otros de mis buenos amigos como Elizabeth Taylor y McCauley Culkin conocían. No les digo esto para ganar su simpatía, sino para recalcarles un punto importante: no solo las estrellas infantiles de Hollywood han sufrido de una niñez inexistente. Hoy en día, es un desastre universal, una catástrofe global. La infancia se ha convertido en la gran víctima de la vida moderna. A nuestro alrededor tenemos niños que no han tenido la alegría, que no se les ha concedido el derecho, que no se les ha permitido la libertad de saber lo que es ser un niño. Los niños de hoy son alentados constantemente a crecer más rápido, como si este período conocido como infancia fuera una etapa agobiante que hay que soportar y atravesar lo más rápidamente posible. Y sobre ese tema, ciertamente soy uno de los mayores expertos del mundo. La nuestra es una generación que ha sido testigo de la derogación de la alianza entre padres e hijos. Los psicólogos publican bibliotecas de libros detallando los efectos destructivos de negar a los propios hijos el amor incondicional que es tan necesario para el desarrollo saludable de sus mentes y caracteres. Y debido a este abandono, demasiados de nuestros niños tienen que criarse esencialmente solos. Están creciendo más distantes de sus padres, abuelos y otros familiares. Vemos como a nuestro alrededor el vínculo indestructible que una vez unió a generaciones, se deshace. Esta violación ha generado una nueva generación, generación O, llamémosla generación O, que ahora ha recogido la antorcha de la Generación X.
La O (Outside) representa a una generación que tiene todo en el exterior: riqueza, éxito, ropa de lujo y coches de lujo, pero un doloroso vacío en el interior. Esa cavidad en nuestro pecho, esa esterilidad en nuestra alma, ese vacío en nuestro centro es el lugar donde una vez latió el corazón y donde una vez residió el amor. Y no son solo los niños los que sufren. Los padres también. Cuanto más cultivamos pequeños adultos en cuerpos de niños, más nos alejamos nosotros mismos de nuestras propias cualidades infantiles, y hay tantas cosas de ser un niño que vale la pena retener en la vida adulta... Amor, señoras y señores, es el legado más precioso de la familia humana, su legado más rico, su herencia dorada. Y es un tesoro que se transmite de una generación a otra. En épocas anteriores pueden no haber tenido la riqueza que disfrutamos. Sus casas pueden haber carecido de electricidad, y apretujaban a todos sus hijos en hogares pequeños sin calefacción central. Pero en esas casas no había oscuridad, no tenían frío. Estaban iluminados brillantemente con el resplandor del amor y abrigados por el mismo calor del corazón humano. Los padres, sin distracción por el ansia de lujo y estatus, les daban a sus hijos la primacía en sus vidas.
Como todos ustedes saben, nuestros dos países se separaron sobre lo que Thomas Jefferson llamó "ciertos derechos inalienables". Y mientras nosotros, americanos y británicos, podríamos cuestionar la justicia de sus afirmaciones, lo que nunca se ha cuestionado es que los niños tienen ciertos derechos obvios, y la gradual erosión de esos derechos ha llevado a que millones de niños en todo el mundo se les niegue la alegría y la seguridad de la infancia. Por ello, quisiera proponer esta noche que se instale en cada hogar una Declaración Universal de Derechos de los Niños, cuyos principios son:
1. El derecho a ser amado, sin tener que ganarlo
2. El derecho a ser protegidos, sin tener que merecerlo
3. El derecho a sentirse valioso, incluso si has venido al mundo sin nada
4. El derecho a ser escuchado sin tener que ser interesante
5. El derecho a quese les lea un cuento antes de dormir sin tener que competir con las noticias de la noche, o East Enders.
6. El derecho a una educación sin tener que esquivar las balas en las escuelas
7. El derecho a ser considerado adorable (incluso si tienes una cara que solo una madre podría amar).
Amigos, el fundamento de todo conocimiento humano, el principio de la conciencia humana, debe ser que todos y cada uno de nosotros seamos objeto de amor. Antes de saber… antes de saber si tienes el pelo de color rojo o marrón, antes de saber si eres negro o blanco, antes de saber de qué religión formas parte, tienes que saber que eres amado.
Hace unos 12 años, cuando estaba a punto de comenzar mi gira Bad, un niño vino con sus padres a visitarme a mi casa, en California. Se estaba muriendo de cáncer y me dijo cuánto me quería y le gustaba mi música. Sus padres me dijeron que no iba a vivir, que cualquier día podría irse, y yo le dije: "Mira, voy a ir a tu ciudad en Kansas para comenzar mi gira dentro de tres meses. Quiero que vengas al concierto. Voy a darte esta chaqueta que llevaba en uno de mis videos". Sus ojos se iluminaron y me dijo:"Vas a darme la chaqueta?", le contesté "Sí, pero tienes que prometerme que te la pondrás para el concierto". Estaba intentando hacerle resistir. Le dije: "Cuando vengas al concierto, quiero verte con la chaqueta y con este guante" y le di uno de mis guantes de diamantes de imitación, que nunca doy a nadie. Se sentía en el cielo. Pero tal vez estaba demasiado cerca del cielo, porque cuando llegué a su ciudad, él ya había muerto, y lo habían enterrado en el guante y la chaqueta. Tenía sólo 10 años. Dios sabe, y yo sé, que hizo todo lo posible para seguir adelante. Pero por lo menos cuando murió, sabía que era amado, no solo por sus padres, sino incluso por mí, un desconocido cercano que también le quería. Y con todo ese amor, supo que no vino a este mundo solo, y sin duda, no lo dejó solo.
Si llegas a este mundo sabiendo que eres amado y dejas este mundo sabiendo lo mismo, entonces cualquier cosa que ocurra entre medias se puede enfrentar. Un profesor puede degradarte, pero no te sentirás degradado, un jefe te puede aplastar, pero no serás aplastado, un gladiador podría derrotarte, pero aún así triunfarás. ¿Cómo podría realmente prevalecer cualquiera de ellos en derribarte? Si sabes que eres digno de amor, el resto es solo embalaje. Si no tienes ese recuerdo de ser amado, estás condenado a buscar en el mundo algo que te llene. Pero no importa cuánto dinero consigas o lo famoso que te vuelvas, aún te sentirás vacío. Lo que realmente estás buscando es amor incondicional, la aceptación sin reservas. Y eso fue lo único que se te negó al nacer.
Amigos, permítanme darles una idea de la situación. Este es un típico día en los Estados Unidos - seis jóvenes menores de 20 años de edad se suicidarán, 12 niños menores de 20 años morirán por armas de fuego - recuerden que esto es en un día, no en un año. Trescientos noventa y nueve niños serán arrestados por consumo de drogas, 1.352 bebés nacerán de madres adolescentes. Esto está ocurriendo en uno de los países más ricos y desarrollados de la historia mundial. Sí, en mi país hay una epidemia de violencia que no se equipara a ninguna otra nación industrializada. Estas son las formas en que los jóvenes en los Estados Unidos expresan su dolor y su ira. Pero no crean que no existe el mismo dolor y angustia entre sus semejantes en el Reino Unido. Estudios en este país muestran que cada hora, tres adolescentes en el Reino Unido se infligen daño a sí mismos, a menudo cortando o quemando sus cuerpos o tomando sobredosis. Esta es la manera que han elegido para sobrellevar el dolor del abandono y la agonía emocional.
En Gran Bretaña, el 20% de las familias solo se sientan a cenar juntos una vez al año. Una vez al año! ¿Y qué hay de la tradicional costumbre de leer un cuento a tus hijos antes de dormir? Investigaciones de la década de los 80 mostraron que los niños a los que se les leía, tenían una mayor alfabetización y superaban significativamente a sus compañeros en la escuela. Y sin embargo, a menos del 33% de los niños británicos de entre dos y ocho años se les lee habitualmente un cuento antes de dormir. Puede que no piensen mucho en esto hasta que tengan en cuenta que al 75% de los padres de esos niños sí se les leía un cuento antes de dormir cuando tenían esa edad. Claramente, no tenemos que preguntarnos de dónde viene todo este dolor, ira y comportamiento violento. Es evidente que los niños están vociferando contra el olvido, estremeciéndose contra la indiferencia y gritando sólo para llamar la atención. Las diferentes agencias de protección al menor de los EE.UU. dicen que millones de niños son víctimas de malos tratos en forma de abandono, en el promedio de un año.
Sí, abandono. En hogares ricos, hogares privilegiados, conectados a todo tipo de aparatos electrónicos. Hogares donde los padres llegan a casa, pero en realidad no están en casa, ya que sus mentes aún se encuentran en la oficina. ¿Y sus hijos? Bueno, sus hijos simplemente se las apañan con cualquier migaja emocional que consigan. Y no se consigue mucho viendo la televisión, con juegos de ordenador o video. Estos números duros y fríos, que para mí, desgarran el alma y sacuden el espíritu, debería indicarles por qué he dedicado gran parte de mi tiempo y recursos a que nuestra nueva iniciativa Heal the Kids sea un éxito colosal. Nuestro objetivo es simple - recrear el vínculo padre-hijo, renovar su promesa e iluminar el camino a seguir por todos los hermosos niños que están destinados un día a caminar en esta tierra.
Pero ya que esta es mi primera conferencia pública, y me han recibido tan calurosamente en sus corazones, siento que quiero decirles más. Cada uno tenemos nuestra propia historia, y en ese sentido las estadísticas pueden llegar a ser personales. Dicen que ser padres es como bailar. Das un paso, tu hijo da otro. He descubierto que lograr que los padres se vuelvan a dedicar a sus hijos es solo la mitad de la historia. La otra mitad es preparar a los niños a que vuelvan a aceptar a sus padres. Cuando yo era muy joven recuerdo que teníamos una perrita llamada Black Girl, una mezcla de lobo y perro perdiguero. No solo no era buen perro guardián, sino que era tan asustadiza y nerviosa que era un milagro que no se desmayara cada vez que un camión retumbaba o una tormenta azotaba Indiana. Mi hermana Janet y yo dimos mucho amor a ese perro, pero realmente nunca recuperamos el sentido de la confianza que su anterior propietario le había robado.
Sabíamos que solía golpearla. No sabíamos con qué. Pero fuera lo que fuese, fue suficiente para sacarle el espíritu a ese perro. Muchos niños hoy en día son cachorros heridos a quienes les ha quitado la costumbre de necesitar amor. No les importan nada sus padres. Abandonados a su propia suerte, quieren su independencia. Han seguido adelante en la vida y han dejado atrás a sus padres. Luego están los casos mucho peores de niños que albergan animosidad y resentimiento hacia sus padres, de modo que cualquier intento de acercamiento que sus padres pudieran emprender, se les echaría agresivamente en cara.
Esta noche, no quiero que ninguno de nosotros cometamos este error. Es por eso que hago un llamamiento a todos los niños del mundo – comenzando por todos los que estamos aquí esta noche - para perdonar a nuestros padres. Si nos hemos sentido abandonados, perdonémosles. Perdonémosles y enseñémosles a amar de nuevo.
Es probable que no se sorprendan al saber que no tuve una infancia idílica. La presión y la tensión que existe en la relación con mi propio padre está bien documentada. Mi padre es un hombre severo y nos exigió mis hermanos y a mí mucho, muchísimo, desde la más temprana edad, para ser los mejores… quería que fuéramos los mejores artistas que pudiéramos ser. Tenía gran dificultad para mostrar afecto. Nunca me dijo que me quería. Y en realidad nunca me felicitó tampoco. Si hacía un gran espectáculo, me decía que había estado bien. Y si hacía un espectáculo normal… no me decía nada.
Parecía tener la intención –necesito un pañuelo, lo siento- parecía tener… -dicúlpenme- parecía tener la intención, por encima de todo, de convertirnos en un éxito comercial. Y en eso era más que un experto. Mi padre era un genio directivo y mis hermanos y yo debemos nuestro éxito profesional, en no poca medida, a la manera contundente en que nos presionó. Me formó como un artista y bajo su dirección, no podía dudar un segundo. Pero lo que realmente quería era un papá. Quería un padre que me mostrara amor. Y mi padre nunca lo hizo. Él nunca me dijo te quiero mirándome fijamente a los ojos. Nunca jugó conmigo. Nunca me dio un paseo a caballito, nunca me lanzó una almohada o un globo de agua. Pero recuerdo una vez cuando yo tenía unos cuatro años, que hubo una pequeña feria y él me levantó y me subió a un pony.
Fue un gesto pequeño, probablemente algo que olvidó cinco minutos después. Pero debido a ese único momento, tengo un lugar especial para él en mi corazón. Porque así son los niños... Las pequeñas cosas significan mucho para ellos. Significan mucho. Para mí ese único momento significó todo. Solo lo experimenté una vez, pero esa única vez me hizo sentir muy bien, con respecto a él y al mundo. Pero ahora yo mismo soy padre y un día, estaba pensando en mis propios hijos, Prince y Paris, y la forma en que quería que pensaran de mí cuando crezcan. Sin lugar a dudas, me gustaría que recordaran cómo siempre quise llevarlos conmigo a donde quiera que fuese, cómo siempre traté de ponerlos antes que todo. Pero también hay retos en sus vidas. Ya que mis hijos son acosados por los paparazzi, no pueden ir siempre a un parque o una película conmigo.
¿Y si están resentidos conmigo cuando se hagan mayores? Y si les molesta cómo mis decisiones impactaron en su juventud? "¿Por qué no nos diste una infancia normal como tienen todos los otros niños?" podrían preguntar. Y en ese momento rezo para que mis hijos me den el beneficio de la duda y se digan a sí mismos: "Nuestro papi hizo lo mejor que pudo, dadas las difíciles circunstancias a las que se enfrentaba. Puede no haber sido perfecto, pero era un hombre amable y decente, que trató de darnos todo el amor en el mundo". Espero que siempre se centren en las cosas positivas, en los sacrificios que con gusto hice por ellos, y no critiquen las cosas a las que tuvieron que renunciar o los errores que he cometido, y sin duda seguiré cometiendo al criarlos. Porque todos hemos sido hijos de alguien, y sabemos que a pesar del mejor de los planes y esfuerzos, los errores siempre ocurren. Eso simplemente es ser humano. Y cuando pienso en esto, de cómo espero que mis hijos no me vayan a juzgar con rudeza, y me perdonen, perdonen mis defectos, me veo obligado a pensar en mi propio padre y a pesar de mis negaciones anteriores, me veo obligado a admitir que debe haberme querido. Me quería y lo sé. Había pequeñas cosas que lo mostraban.
Cuando yo era niño era muy goloso -... todos lo éramos. Mi padre… lo intentaba. Pero mi comida favorita para satisfacer mi afición a los dulces eran los donuts glaseados. Y mi padre lo sabía. Así que cada pocas semanas, yo bajaba las escaleras por la mañana y allí, en la encimera de la cocina había una bolsa con donuts glaseados. No había nota, no había explicación, solo los donuts. Era como Santa Claus. A veces pensaba en quedarme levantado hasta tarde en la noche, para poder verlo dejarlas allí, pero al igual que con Santa Claus, no quise arruinar la magia por miedo a que nunca lo hiciera de nuevo.
Mi padre tenía que dejarlos en secreto por la noche, de manera que nadie pudiera pillarle con la guardia bajada. Tenía miedo de las emociones humanas, no las entendía o no sabía cómo lidiar con ellas. Pero sí conocía los donuts. Y cuando permito que las compuertas se abran, hay otros recuerdos que llegan rápidamente, recuerdos de otros gestos diminutos, que aunque imperfectos, mostraron que hacía lo que podía. Así que esta noche, en lugar de centrarme en lo que mi padre no hizo, quiero centrarme en todas las cosas que sí hizo y en sus retos personales. Quiero dejar de juzgarlo.
He comenzado a reflexionar sobre el hecho de que mi padre se crió en el Sur, en una familia muy pobre. Alcanzó la mayoría de edad durante la Depresión y su propio padre, quien luchaba por alimentar a sus hijos, mostraba poco afecto hacia su familia y crió a mi padre y sus hermanos con puño de hierro. ¿Quién podría haber imaginado lo que era crecer un hombre negro y pobre en el sur, despojado de dignidad, desprovisto de esperanza, luchando para convertirse en un hombre en un mundo que veía a mi padre como un subordinado?
Yo fui el primer artista negro que apareció en MTV y recuerdo el gran impacto incluso entonces. Y eso fue en los años 80! Mi padre se mudó a Indiana y tuvo una gran familia, trabajando largas horas en las fábricas de acero, un trabajo que mata a los pulmones y apoca el espíritu, todo para mantener a su familia. ¿Es de extrañar que le resultara difícil de expresar sus sentimientos? ¿Es un misterio que endureciera su corazón, que levantara murallas emocionales? Y sobre todo, es de extrañar que presionara tanto a sus hijos para que tuvieran éxito como artistas, de manera que pudieran ser salvados de lo que él sabía que era una vida de humillación y la pobreza? He comenzado a ver que incluso la dureza de mi padre era una especie de amor, un amor imperfecto, sin duda, pero amor no obstante. Él me presionó porque me amaba. Porque quería que nadie jamás menospreciara a sus hijos. Y ahora con el tiempo, más que amargura, siento bendición. En lugar de ira, he encontrado la absolución. Y en el lugar de la venganza he encontrado la reconciliación. Y mi furia inicial ha dado paso lentamente hacia el perdón.
Hace casi una década, fundé una organización benéfica llamada "Heal the World". El título era algo que sentía dentro de mí. Yo no sabía, como Shmuley me indicó más tarde, que esas dos palabras son la piedra angular de la profecía del Antiguo Testamento. ¿Realmente creo que podemos sanar este mundo, que está plagado de guerra y genocidio, aún hoy en día? ¿Y realmente creo que podemos sanar a nuestros hijos, los mismos niños que, tal como los periódicos han informado esta mañana, pueden entrar en su escuela de San Diego y matar de un tiro a dos hermosos estudiantes, justo en el comienzo de sus vidas? Un recordatorio horrible de armas y odio que se dispararon en Columbine hace casi dos años. O niños que puede golpear hasta la muerte a un pequeño indefenso, como en la trágica historia de Jamie Bulger? Por supuesto que sí, por supuesto que sí o no estaría aquí esta noche. Pero todo comienza con el perdón, porque para sanar al mundo, primero tenemos que curarnos a nosotros mismos. Y para curar a los niños, primero tenemos que sanar a nuestro niño interior, todos y cada uno de nosotros.
Como adulto, y como padre, me doy cuenta de que no puedo ser un ser humano completo, ni un padre capaz de un amor incondicional, hasta que acabe con los fantasmas de mi propia infancia. Y eso es lo que estoy pidiendo a todos que hagamos esta noche. Cumplamos con el quinto de los 10 Mandamientos. Honra a tus padres no juzgándoles. Dales el beneficio de la duda. Por eso quiero perdonar a mi padre y dejar de juzgarlo. Quiero perdonar a mi padre, porque quiero un padre, y éste es el único que tengo. Quiero quitarme el peso del pasado de mis hombros y quiero tener la libertad de comenzar una nueva relación con mi padre, para el resto de mi vida, sin trabas por los duendes del pasado.
En un mundo lleno de odio, todavía debemos atrevernos a tener esperanza. Mantener viva la esperanza. En un mundo lleno de ira, debemos atrevernos a dar consuelo. En un mundo lleno de desesperación, debemos atrevernos a soñar. Y en un mundo lleno de desconfianza, debemos atrevernos a creer.
A todos ustedes esta noche, que se sienten defraudados por sus padres, les pido que dejen de lado su decepción. A todos ustedes esta noche, que se sienten engañados por sus padres o madres, les pido que no se engañen más a sí mismos. Y a todos ustedes que desean apartar a sus padres lejos, les pido a cambio que les extiendan su mano. Les estoy pidiendo, me estoy pidiendo, que demos a nuestros padres el regalo del amor incondicional, para que ellos también puedan aprender cómo amarnos a nosotros, sus hijos. Para que el amor finalmente sea restaurado en un mundo desolado y solitario.
Shmuley, una vez me mencionó una antigua profecía bíblica que dice que llegaría un mundo nuevo y una nueva era cuando "los corazones de los padres sean restaurados a través de los corazones de sus hijos". Amigos míos, nosotros somos ese mundo, nosotros somos esos niños. Mahatma Gandhi dijo: "El débil nunca puede perdonar. El perdón es el atributo de los fuertes.". Esta noche, sean fuertes. Más que fuertes, alcancen el mayor desafío de todos - restaurar ese convenio roto. Todos debemos superar cualquier efecto paralizante que nuestra infancia pueda haber tenido en nuestras vidas y en palabras de Jesse Jackson, perdonémonos unos a otros, redimámonos unos a otros y sigamos adelante. Esta llamada al perdón puede no tener resultados en un momento Oprah en todo el mundo, con miles de niños haciendo las paces con sus padres, pero al menos será un comienzo, y todos seremos mucho más felices con el resultado.
Y así, señoras y señores, concluyo mis comentarios esta noche con fe, alegría y emoción. A partir de este día en adelante, que se escuche una nueva canción. Que esa nueva canción sea el sonido de niños riendo. Que esa nueva canción sea el sonido de niños jugando. Que esa nueva canción sea el sonido de los niños cantando. Y que esa nueva canción sea el sonido de los padres escuchando. Juntos, vamos a crear una sinfonía de corazones, maravillándonos ante el milagro de nuestros hijos y disfrutando de la belleza del amor. Curemos al mundo y acabemos con su dolor. Y que todos hagamos hermosa música juntos. Que Dios les bendiga. Los quiero"