El 11 de julio de 1992, el Joven de Alemania Alex Handcock fue elegido como uno de los tantos niños que cantaría "Heal the World" en el escenario con Michael Jackson.
Después del fallecimiento de MJ, el joven cuenta su experiencia:
Toda la semana se había anticipado que cantaríamos en Colonia, en el concierto de Michael Jackson, en nuestra clase no se hablaba otra cosa – íbamos a cantar “Heal The World” con el Rey del Pop.
Nuestra escuela – la escuela de primaria tenía el inglés como idioma principal en el área de Bonn – y había sido elegida, ya que, era un crisol de diferentes nacionalidades. Teníamos niños de la embajada y niños cuyos padres trabajaban para las organizaciones y multinacionales internacionales de todo el mundo. Nuestra clase era como el anuncio de United Colors of Benetton, por lo que encajaba a la perfección la canción que íbamos a cantar.
Mientras me senté en el coche de camino a Colonia, la clase cantaba una y otra vez "Heal the World". Cómo olvidar cada una de las palabras, yo tenía 11 años y no estaba muy familiarizado con la música, y el oír de Michael Jackson era algo a lo que no estaba muy familiarizado, pero me aprendí la canción.
"Heal The World, haz un lugar mejor, para ti y para mí, y la raza humana"
Al llegar al estadio:
Vi el Estadio Müngersdorfer a la distancia. El autobús avanzaba, y por el camino se veían a miles de fans, algunos tenían grandes pancartas, otros estaban vestidos como él, y había vendedores ambulantes por todas partes, yo me quedé boquiabierto mientras trataba de procesar lo que estaba pasando.
Cuando llegamos a la zona de backstage, un hombre muy cansando vino hacia nosotros, él tenía un walkie-talkie, saludó a nuestro maestro y dio luz verde para que sigamos. Nos dirigía por los pasillos y las escaleras, antes de llegar a una habitación. Ahí tuvimos que esperar.
¿Cuando íbamos a conocer a Michael?
Estábamos en una amplia sala de backstage. Tenía varias mesas, cada una tenía pilas y pilas de barras de chocolate. Era el sueño de alguien de 11 años de edad. Nos pusimos a atacar la comida. No puedo recordar la cantidad de chocolate que me comí ese día, comí tanto, que hoy en día cuando lo recuerdo no puedo creer que hayamos dejado tanto chocolate sin comer.
Después de lo que pareció una eternidad, la puerta se abrió. Todos estábamos decepcionados. No era Michael, pero en su lugar entró una señora como de negocios y nos explicó que no podíamos ir todos al escenario para cantar la canción. Entonces se seleccionó una docena de niños, el resto vio el concierto.
"¿Hay alguien que sólo quiera ver el concierto?"
Hubo un silencio.
Así que nos alinearon; y en la cruel manera que ya conocíamos como en los deportes, la señora procedió a escoger los niños.
"Los niños que no fueron seleccionados estaban llorando" recordó mi compañera Sarah Jewer.
Primeros, y cambiados para el concierto
Por suerte para mí, fui uno de los elegidos y me llevaron al vestidor junto con los otros niños. No se me informó que iba a representar un niño estadounidense y me dieron un "traje americano". Rápidamente me apreté mi jeans azul, y mi camiseta y gorra de béisbol y nerviosamente busqué a mis compañeros de clase que lucían igualmente de nerviosos.
Cuando finalmente salimos de la habitación y nos escurrimos a través de un tramo de asfalto hacia la parte posterior del escenario, me sorprendí por lo grande que parecía, pero no era de extrañar el Dangerous Tour tenía equipos que pesaban más de 100 toneladas. Dos aviones Boeing 747 y varios camiones habían sido requeridos para transportar toda la utilería. Añado que el sonido de música era ensordecedor, aún detrás del escenario, ese momento comprendí lo que significaba las mariposas en el estómago.
Buscando a Michael Jackson
Subí las escaleras con mis compañeros de clase, nos esperaban en la parte derecha del escenario. El rugido de la multitud de más de 65.000 mil fans era increíble. Debimos haber llegado en el entretiempo de una de las canciones, porque Michael estaba ahí hablando con alguien que se parecía ser Macaulay Culkin. Yo saltaba junto con mis compañeros de clase, los señalábamos y gritábamos, igual nadie nos escuchó por el ruido.
Cuando Michael Jackson volvía al escenario, me concentré en recordar las instrucciones que me habían dado. Miren hacia atrás; no era precisamente una ciencia exacta, pero requería mucha concentración: “Tómense las manos de la persona asignada, vayan al escenario, miren hacia adelante y no a Michael, sonrían y canten”
Antes de darme cuenta, mi compañero estaba tirando de mi mano y nos trasladó al escenario. Miré el mar de rostros y olvidé todo lo que me habían dicho, no era difícil tomando en cuenta que eran más de 65 mil fans, y era una situación más que intimidante.
Mi compañera Sarah, recordó: "La multitud era fascinante. Tantas personas, y tantas luces".
Nos trasladamos hacia la derecha de un enorme globo inflable; No hice caso de la instrucción "No mires a Michael" igual volteé mi rostro para ver al Rey del Pop, pero estaba en otro lado y no pude verlo, por todas las luces, antes de darme cuenta la canción ya había terminado.
Recuerdo que lo busqué detrás de los escenarios pero no lo encontré. Nos llevaron, nos dieron una camiseta y nos dirigimos a casa. Mi compañera de clase, que había sido tomada de la mano de Jackson, fue el centro de atención.
Ella tuvo mucha suerte y prometió nunca volver a lavarse la mano de nuevo. Estaba celoso y agotado. Me quedé dormido en el autobús, mientras llevaba una camisa del Dangerous Tour.
Traducción realizada por el sitio.