Por: ♥Anaitat♥Twittear
Record One, Sherman Oaks, California, a primeros de los 90.
“La sala de la foto se llama Record One, Estudio B. Hay solo dos estudios en Record One y los alquilamos durante casi un año para el proyecto Dangerous, además de algunas otras salas en la ciudad.
Record One forma parte de Ocean Way Recording, uno de los pocos mega estudios que aún sobreviven.
Esta era la sala de Bruce Swedien durante la grabación de Dangerous, aunque Bill Bottrell también trabajaba en Estudio B de vez en cuando.
Trabajar con Michael a diario deparaba no pocas sorpresas. Había guerras de palomitas, concursos de alitas picantes y un desfile de invitados VIP especiales. (¿Me preguntan por las alitas picantes? Teníamos una cocina completamente equipada en Record One y a algunos de nosotros nos gustaba cocinar, así que nos propusimos comprobar quien hacía las alitas más picantes que se puedan imaginar. A Michael le encantaba esta diversión y a menudo probaba algunas de las muestras para dar su voto).
Lo divertido (una de entre tantas cosas) de trabajar en un estudio de grabación es que en ellos, debido a los equipos electrónicos, hay un ambiente cálido, incluso hace calor. Los días más fríos afuera no se notan dentro por la necesidad de estar utilizando el aire acondicionado continuamente. Por eso… yo usaba habitualmente pantalones cortos. Sí, ese estilo está pasado de moda y es algo ñoño, pero yo estaba encerrado en un estudio de grabación, no de compras por Rodeo Drive.
A Michael, por supuesto, le encantaban los estudios cálidos porque siempre tenía frio, durante todas las épocas del año. Siempre llevaba mangas largas y casi siempre pantalones de pana negros. Siempre tenía buen aspecto, pero algunos días podía tener una entrevista o un reportaje de fotos y su equipo de vestuario iba un poco más allá. (A menudo, Michael Bush paraba por el estudio con nuevos trajes para que Michael los viera y se los probara, pero no creo que Bush estuviera allí ese día en particular).
No recuerdo exactamente por qué decidí que necesitaba una foto con Michael ese día, pero vi esa camisa con las bandas metálicas al frente y pensé, ‘Oye, ¡¡eso es algo muy guay!!’
Por supuesto, él la llevaba divinamente bien. Tampoco recuerdo la conversación precisa, pero le pregunté si podíamos hacernos una foto juntos llevando él esa camisa, y a él le pareció bien. Aparté las sillas a un lado y se puso a mi lado, y de repente, de puntillas. Le pregunté: ‘¿Qué haces?’, y él riendo contestó ¡que quería ser tan alto como yo!
Un rápido disparo de cámara captó el momento.