Por: ♥Anaitat♥Twittear
“No podía entender cómo estas chicas eran capaces de decir que estaban embarazadas de una persona cuando en realidad no era así. No puedo imaginarme mentir sobre algo así”
Las groupies pueden hacer pasar buenos ratos a los músicos o darles disgustos. A Michael Jackson le sucedió lo segundo. Una mala experiencia que el Rey del Pop tuvo con sus seguidoras le sirvió para componer ‘Billie Jean’, la canción con la que inauguraría su famoso “moonwalk”.
A Quincy Jones no le gustaba nada. No le gustaba la introducción, no le gustaba cómo sonaba el bajo y, por no gustarle, no le gustaba ni el título que Michael Jackson le había dado a su nueva canción. Jones consideraba que ‘Billie Jean’ podía crear confusión en los oyentes y que asociaran el tema con la tenista Billie Jean King. Así que de publicar la canción, Quincy propuso cambiar el título por ‘Not my lover’. Pero Jones ni siquiera quería que este tema apareciera en el siguiente disco de Jackson, después de “Off the wall” (1979).
A pesar del escepticismo del productor, Michael Jackson tenía claro que aquella canción era un diamante en bruto: “Un músico reconoce el material de éxito. Lo notas porque te causa una buena sensación. Todo tiene que estar en su sitio. Te hace sentirte satisfecho, sentirte bien. Lo sabes en cuanto lo oyes. Eso es lo que sentí con ‘Billie Jean’. Mientras la componía, sabía que se iba a convertir en algo grande”. Y es que aquel tema lo tenía absorto hasta un punto insospechado: “Recuerdo un día, en un descanso de la sesión de grabación, en que iba en coche por la autovía de Ventura con Nelson Hayes, que trabajaba en aquel entonces conmigo. ‘Billie Jean’ me estaba rondando por la cabeza y solo podía pensar en ella.
Estábamos saliendo de la autovía cuando un chico que iba en una moto se colocó a nuestro lado y dijo: ‘Vuestro coche está ardiendo’. De repente vimos el humo, paramos y toda la parte baja del Rolls-Royce estaba en llamas. Aquel chico probablemente nos salvó la vida. Si el coche hubiese explotado, podríamos haber muerto. Sin embargo, aquella melodía que me rondaba por la cabeza me tenía tan absorbido que no me paré a pensar en las terribles posibilidades hasta después. Incluso mientras nos ayudaban y buscábamos una alternativa para llegar a donde íbamos, yo seguí componiendo en silencio más material; así de absorto estaba con ‘Billie Jean”.
Cuando Jackson grabó una demo y se la presentó a Quincy Jones, no podía creer que al productor no le gustara. Así ironizó Jones sobre el inicio de la canción: “La intro de ‘Billie Jean’ era tan larga que te daba tiempo para afeitarte. Le dije que teníamos que empezar antes la melodía, pero Michael dijo que era lo que le hacía querer bailar. Y cuando Michael Jackson dice que algo le hace querer bailar, no puedes discutir, así que se salió con la suya”. Y no solo se salió con la suya con la intro, Quincy Jones perdió todas las batallas: se mantuvo la introducción, se conservó el título y se incluyó el tema en el siguiente álbum de Michael Jackson. “Thriller”, publicado en 1982, era el sexto trabajo del artista en solitario y ni la discográfica ni Quincy Jones esperaban que el disco lograra unas ventas exageradas. En el primer single, ‘The girl is mine’, Michael Jackson y Paul McCartney se peleaban por ver quién se llevaba a la chica; lo de pelearse por los derechos de las canciones de los Beatles vendría después. ‘Billie Jean’ fue el segundo sencillo extraído del álbum y llamó la atención por dos razones.
Por el otro lado, estaba el videoclip de la canción, dirigido por Steve Barron, con el que Michael pretendía contribuir con su granito de arena en el mundo del corto musical: “En aquella época, solía ver lo que la gente hacía en los videoclips y no entendía por qué tenían, en su mayor parte, ese aspecto tan primitivo y falto de interés. (…) Mi objetivo es siempre hacerlo lo mejor posible en todas las áreas, así que ¿por qué iba a trabajar tan duro en un disco para luego hacer unos vídeos malos? Yo quería algo que te dejase pegado al asiento; algo que quisieras ver una y otra vez. Desde el comienzo, el objetivo era dar a la gente un producto de calidad; quería convertirme en un pionero de ese medio relativamente nuevo y hacer los mejores cortos musicales posibles”.
El vídeo de ‘Billie Jean’ consiguió romper las barreras del canal “MTV”, que se negaba a emitir videoclips de artistas negros. Este triunfo se debió al chantaje que Walter Yetnikoff, representante de CBS, hizo al canal, amenazando con retirar a todos sus artistas de la cadena si no incluían el vídeo de Jackson. No hace falta mencionar la relevancia posterior del artista en este formato audiovisual.
Más allá del impacto que la canción tuvo tanto en la gala de la Motown como en la MTV, detrás de ‘Billie Jean’ se esconde una historia real en la que una mujer le atribuía al cantante la paternidad de su hijo, aunque Michael siempre negó la existencia de una mujer en concreto que inspirara el tema: “Nunca hubo una Billie Jean real (excepto por las que aparecieron después de la canción). La chica de la canción es una amalgama de gente que nos ha acosado a los años”. Para su letra, Michael rememoró su época en la que actuaba junto a los demás Jacksons, cuando eran perseguidos por unas mujeres muy entregadas, las groupies: “Pasaban el rato a las puertas del backstage y tenían relaciones con cualquier grupo que fuera a su ciudad; creo que escribí esto por la experiencia que compartí con mis hermanos cuando era pequeño. Había muchas Billie Jeans ahí fuera. Todas las chicas afirmaban que sus hijos eran de alguno de mis hermanos”. Que aquellas fanáticas aseguraran que sus hijos eran de los músicos era algo que a Jackson desconcertaba: “No podía entender cómo estas chicas eran capaces de decir que estaban embarazadas de una persona cuando en realidad no era así. No puedo imaginarme mentir sobre algo así”.
Según su autobiografía, había Billie Jeans para todos los gustos: “Me acuerdo de una chica que solía volvernos locos; yo creo que ella estaba realmente convencida de que su destino era estar a mi lado. Hubo otra chica que aseguraba que me había acostado con ella y me amenazaba. En la puerta de Hayvenhurst (el hogar de Michael antes de mudarse a Neverland) ha habido un par de refriegas serias; pueden llegar a ser peligrosas. La gente grita en el intercomunicador que Jesús les ha enviado para hablar conmigo y que Dios les ha dicho que venga; cosas realmente raras e inquietantes”.
Sin embargo, aunque Michael Jackson insistiera en que Billie Jean era un nombre que englobaba a todas estas fanáticas, el biógrafo J. Randy Taraborrelli asegura que había una fan que era mucho más insistente que la demás. Según Taraborrelli, en 1981, una mujer de veintipocos le envió una carta a Jackson acusándole de ser el padre de su hijo. La misiva estaba acompañada de fotografías de la muchacha, a quien Michael no había visto en la vida. Aquella carta solo fue la primera. Todos los meses el músico recibía numerosa correspondencia de la misma mujer, preguntándole cómo era capaz de no reconocer a su propio hijo e insistiéndole en que debían de criarle juntos. Aunque solo eran cartas, su presencia era tan constante que el cantante no podía conciliar el sueño ya que aquella mujer era la protagonista recurrente de sus pesadillas. La gota que colmó el vaso llegó en forma de paquete. Cuando Michael Jackson lo abrió se encontró la foto de graduación de la muchacha, otro texto más y una pistola. La mujer le proponía suicidarse un día a una hora determinada, justo el mismo momento en el que lo haría ella, después de haber terminado con la vida del bebé. Su razonamiento lógico fue que si no podían estar juntos, deberían intentarlo en la otra vida. Michael estaba aterrorizado, pero para su fortuna, la chica nunca se presentó en su hogar y acabó siendo ingresada en un hospital psiquiátrico.
Tanto esta historia sobre la locura de las fans como el álbum en el que se encontraba arrasaron en la entrega de los Premios Grammy de 1984. “Thriller” pasaría a la historia como el disco más vendido, dejando por el suelo las escépticas previsiones de Quincy Jones. Eso sí, de cara a la galería, Jones se mostró muy orgulloso del trabajo de Jackson: “La primera vez que lo escuché en el estudio, lo supe, porque se me puso la piel de gallina. Es una señal que no deja lugar a dudas. Todo el talento que Michael había desarrollado a lo largo de veinticuatro años había estallado. Yo estaba electrizado, al igual que todos los involucrados en el proyecto. Aquella energía era contagiosa, en el estudio los altavoces ardían. Fue la primera vez que vi algo así en cuarenta años”. Michael Jackson se había ganado con creces su trono como Rey del Pop.
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