Por: ♥Anaitat♥Twittear
A poco del final de este maravilloso y emotivo libro, continuamos con el Capítulo Nº 9:
A poco del final de este maravilloso y emotivo libro, continuamos con el Capítulo Nº 9:
PLAN B
Dennis y yo hicimos una versión de apoyo de la chaqueta Billie Jean. Querían cubrirla de cristales e iluminarla. Después de ver a Michael ensayar en junio, se hizo evidente que no podría soportar ese peso, unos 4 kg. Así que Dennis fue a buscar toda la tela negra de lentejuelas que hubiera en el almacén.
Después de ver varias opciones, una de ellas captó su atención: lentejuelas negras sobre cinta elástica. Cuando la agitabas sonaba como pasos saltando sobre rocas partidas.
“Esta es, sin duda”, dijo Dennis.
Igual que el guante, la chaqueta se iba a iluminar usando sesenta brillantes luces blancas LUXEON de LED, y cuando se la enseñamos a Michael, pidió más. Pero más luces significaban mayor batería y Michael confió en Dennis cuando le dijo que la chaqueta sería demasiado voluminosa.
Con la aprobación de Michael, seguimos adelante sin planes de iluminar ni la chaqueta ni el guante de Billie Jean. Incluso le aseguramos que tenía sus pantalones de baile con las costuras elásticas. Y sus zapatos Florsheim sin abrillantar seguros bajo mi almohada.
“Tengo una idea mejor”, me susurró Michael durante un descanso a mediados de junio, “¿Por qué no me haces toda la ropa para la rueda de prensa que haremos en julio en Londres cuando comience la gira? Y de ese modo se quedarán las ropas con nosotros toda la gira”.
Dándole el mayor abrazo a Michael, le agradecí, no la oportunidad de continuar diseñando para él, sino por dejarnos dos semanas enteras para hacerlo. Con ese corto espacio de tiempo necesitábamos desempolvar nuestros archivos, quitar las telarañas a las cosas que desechamos en los viejos tiempos. Algunas eran perfectas para la ocasión y otras necesitaban una renovación.
Entre ellas había una chaqueta de 2003, estilo hippy, diseñada de un modelo Levi’s vaquero de los 60. La cubrimos caprichosamente con piedras de estrás, turquesas, espejos y broches. Como broche final, usamos un viejo calco de 2003 de la mano de Michael y lo usamos en la chaqueta, llenándolo de lentejuelas para parecerse al guante Billie Jean. Le gustaba la idea de dibujar en sus ropas, como si fuera algo que no se hacía normalmente, y su mano era el detalle personal que esperaba que la gente notara.
Otra pieza que pusimos de nuevo en circulación para Londres fue una chaqueta que hicimos en 1989 para que la llevara puesta en la visita a la Casa Blanca. La llevamos junto con la chaqueta negra militar de los húsares y eligió esta última.
Pero no todo era reciclado. Dennis y yo creamos una quinta versión de la chaqueta Thriller e invocando la filosofía “que sea la misma, pero hazla diferente”, cambiamos el tejido por un plástico rojo con hologramas que le aportaban profundidad y captaban la luz.
FINAL
“Man in the Mirror” era la canción final y Michael planeó su salida subiendo a un avión llamado “MJ Air”, pero antes de subir, tenía que encontrarme con él en el centro del escenario con una maleta y dársela junto con un abrigo gris metálico. Se lo pondría, le quitaría el micrófono y secaría su cara con una toalla. Entonces Michael daría la espalda al público, subiría al avión y saldría volando.
El primer show era unas pocas semanas después. Ensayamos hasta la 1 de la mañana del 25 de junio de 2009 y después, sequé a Michael con una toalla mientras estaba sentado en un sillón de director. Estaba cansado y yo también. Sin decirle nada, se puso en pie para que le quitara la camisa mojada. Yo disfrutaba de esa rutina confortable, de la relación distendida que, sin necesidad de palabras, funcionaba. Dicen que esa es la señal de una buena relación; la que disfrutas entre el ruido y el silencio.
“Mi cuarta gira contigo, Michael, es difícil de creer. Gracias por cambiar mi vida de nuevo”. No estaba seguro de que él supiera exactamente lo mucho que había cambiado mi vida, por dentro y por fuera. “Me hiciste el chico con aguja e hilo más feliz”.
Michael me miró a los ojos, me dio un enorme abrazo y contestó: “No, Bush, tú cambiaste mi vida. Gracias a ti”.
Ceremoniosamente, caminé con Michael hasta su coche. Le di la toalla y me llevé sus Florsheim de vuelta a casa conmigo.
Continuará...
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1 comentarios:
Cuanto cariño entre ambos.
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