Por: ♥Anaitat♥Twittear
En un mundo globalizado en el que Kim Kardashian es la reina de la selfie, y por lo tanto de Instagram, el valor de la fotografía ha disminuido de manera considerable. Pues hoy, todo aquel que tenga un teléfono inteligente puede convertirse en fotógrafo.
Las grandes fotografías del pasado, únicas y que no todos podían ver, quedaron atrás. Ahora las fotografías más vistas no son las tomadas por los grandes profesionales que dominan la técnica e iluminación, son las de celebridades que lo único que tienen que hacer es apretar un botón de su teléfono.
Redes sociales como Instagram se han convertido en la carpeta narcisista perfecta. Una que muestra imágenes en la cuenta del mismo usuario en poses diversas. Fotos como “yo de vacaciones”, “yo de camino al trabajo”, “yo con mi perro” se han convertido en el testimonio de una época egocéntrica en la que la misma persona se convierte en el centro de atención de una cuenta muy o poco seguida. No importa si somos modelos profesionales o no, pues aunque no caminemos por las pasarelas y los reflectores no nos alumbren, al menos tenemos la “atención” de la aplicación de la foto cuadrada.
Tomadas por uno mismo o por amigos, las fotografías demuestran la vanidad que hay en todos los seres humanos. Buscar el ángulo perfecto pasa a ser fundamental para que se pueda subir la fotografía y así aspirar al like o al comentario que eleve el ego del retratado. Instagram se convierte en una especie de diario; un espacio virtual que nos permite documentar nuestra vida, pero sobre todo nuestro rostro y cuerpo.
Hoy todos podemos ser modelos al manejar nuestras cuentas personales como si fuéramos estrellas. Al tiempo que las celebridades pueden manejar sus cuentas como si fueran personas “comunes”. Es decir, a través de redes sociales podemos tener una mirada a sus vidas personales. Mientras que nosotros podemos ganar seguidores.
¿Cómo hubieran sido las fotografías de grandes celebridades en la época del like y el share? Aquí una muestra de cómo habrían sido las fotos de Michael Jackson, Marylin Monroe y Elvis Presley.
Créditos: CulturaColectiva